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Como todos los austríacos de aquella época, Morstin amaba lo permanente dentro de la constante transformación, lo usual dentro del cambio y lo conocido dentro de lo inusual. De este modo, lo extraño se le hacía familiar sin perder su color; y de este modo, la patria poseía la eterna magia del extranjero." Escrito en 1935, este breve relato se ocupa de uno de los grandes temas de Joseph Roth: el derrumbe del imperio austro-húngaro tras la Primera Guerra Mundial y los estragos que la pérdida de una patria antigua-simbolizada aquí por el busto del Emperador-causó en la conciencia europea. La concisa y melancólica narración de Roth nos llega hoy cargada de actualidad, y acaba prefigurando cómo la creación de fronteras-geográficas, ideológicas, religiosas o culturales-desemboca en una reducción inquietante del horizonte humano.
Joseph Roth (Brody, 1894-París, 1939) es autor de Hotel Savoy (1924), Zipper y su padre (1928), La tela de araña (1923 ), La Cripta de los Capuchinos (1938), Fuga sin fin (1927) y La leyenda del santo bebedor (1939), entre otras. La amarga experiencia del hundimiento del mundo de los Habsburgo y sus consecuencias psicológicas, así como la obligada emigración de los judíos de la Europa central hacia occidente, fueron desde el inicio los temas centrales en su obra. Sus novelas lo convirtieron en uno de los escritores más relevantes en lengua alemana del período de entreguerras. Emigró a Francia en 1933, donde murió consumido por el alcoholismo.